ADVERTISEMENT
El médico británico Richard Smith, que dirigió el
BMJ
desde 1991 hasta 2004, es ahora primer ejecutivo de United Health
Europe, una empresa consultora que trabaja para la sanidad pública
británica y ofrece sus servicios a otros sistemas de salud europeos.
Acaba de publicar su denuncia en
PLoS Medicine (número de mayo), una revista médica de acceso gratuito, de cuyo panel directivo también es miembro.
"La probabilidad de que un ensayo financiado por una compañía
farmacéutica tenga resultados favorables a la empresa es cuatro veces
mayor que si la fuente de financiación es otra", escribe Smith citando
un análisis de 2003. "Hay fuertes evidencias de que la industria obtiene
los resultados que quiere obtener, lo que resulta especialmente
preocupante si se tiene en cuenta que entre dos tercios y tres cuartos
de los ensayos publicados en las principales revistas médicas están
financiados por la industria".
¿Se trata de un problema general, o restringido a algunos
laboratorios? "Todas las empresas tienden a obtener las respuestas que
desean", responde Smith en un correo electrónico. Pero añade: "No es que
sean perversas, sino muy hábiles".
Según este médico, el truco no consiste en amañar los resultados,
"sino en hacer las preguntas adecuadas". Cita varios ejemplos en
PLoS.
Uno es diseñar un ensayo clínico para comparar el nuevo fármaco de la
empresa con uno anterior de otra compañía, pero usando éste en dosis
bajas (que no tienen el efecto óptimo) o altas (con mayores efectos
secundarios). Otro es definir varios puntos finales para el ensayo y
publicar sólo los más favorables, o repartir el ensayo entre varios
hospitales y publicar sólo los resultados obtenidos en los centros más
convenientes, o dividir a los pacientes en grupos (de edad, sexo,
etcétera) y publicar sólo los datos de los grupos en que mejor funciona
el fármaco.
Aun cuando un ensayo clínico sea impecable, hay formas de abusar de
su presentación a la comunidad médica. "Una buena estrategia es publicar
los resultados positivos varias veces", afirma Smith. "Es posible, por
ejemplo, reunir los resultados obtenidos en varios hospitales en
distintas combinaciones". Esta práctica ha sido descubierta en dos
casos, pero las revistas médicas y los expertos que evalúan los
borradores antes de su publicación no pueden detectarla en general.
Tendrían que reexaminar los datos paciente a paciente, y esto no suele
hacerse.
El ex director del
BMJ sostiene que su antigua revista
publica menos ensayos financiados por la industria que las demás
publicaciones de primera línea, pero no excluye a la revista británica
de su crítica. "Debo confesar que me costó un cuarto de siglo editando
artículos para el
BMJ hasta que me di cuenta de lo que estaba ocurriendo", escribe en
PLoS.
Smith sólo ve una solución: que sea el sector público el que financie
los principales ensayos. Pero ¿es viable esa propuesta? "Un ensayo
puede costar millones de euros", responde Smith a EL PAÍS, "pero creo
que podrían financiarse a nivel europeo, y por un instituto nacional en
Estados Unidos. Ambos podrían trabajar juntos. El presupuesto se mediría
en centenares de millones de euros al año, probablemente. Pero los
ahorros, debidos a la mejor prescripción de los fármacos, serían aún
mayores".
El experto también cree que los ensayos no deberían publicarse en las revistas médicas, sino en sitios
web regulados.
http://elpais.com/diario/2005/05/17/sociedad/1116280806_850215.html